La reacción de mi clienta cuando le mostré el aumento del 40% en su póliza de Gastos Médicos: "¡Queee! ¿están diciendo que estoy vieja? ¿Que le pasa a esta mentada compañía? Ni crean que voy a permitir que me insulten así, ¿me veo vieja? ¡contéstame!, ¿me veo vieja? ¡claro que no! pero esta gente no me conoce..."
Mi cliente, violentamente alterada seguía gritando y despotricando sin parar. Yo solo asentía con la cabeza mientras trataba de disimular mis ojos de espanto al no saber porqué se puso así ni porqué me decía eso: ¿estaba en sus días? ¿era un arranque bipolar? ¿alguien me la hizo enojar antes de que yo llegara? ¿que debía hacer? ¿le dejo la póliza y me hecho a correr? ¿le recomiendo alguna crema rejuvenecedora? ¿y si se ofende más y me agarra a bofetadas?¡HELP!...
De repente, como un flashazo, me vino el recuerdo del diálogo que tuve con ella la primera vez que le entregue la póliza años atrás: "...aunque estás muy joven no está de más que hagas un ahorro para tu retiro, porque las pólizas aumentan de forma muy considerable en la edad de retiro, de hecho a partir de los 65 años solo 5% la logra conservar"... ¡Eso era!: mi clienta, con solo 42 años, pensaba que le estaban dando precios y aumentos propios de una abuelita. Aliviado de saber porqué se sentía ofendida le dije:
"calma, calma, no hay problema... ¿quieres volver a ser una bella jovenzuela?... tengo una compañía que te dará precios de una chiquilla adolescente... ¿te interesa?". Y, efectivamente, con los cambios que hicimos le quitamos unos 20 años al cliente.
¿Te están cobrando precios de abuelitos también a ti? Déjanos ayudarte, podríamos rejuvenecerte unos cuantos años, sin dietas ni cirugías. ¡Llámanos!
De repente, como un flashazo, me vino el recuerdo del diálogo que tuve con ella la primera vez que le entregue la póliza años atrás: "...aunque estás muy joven no está de más que hagas un ahorro para tu retiro, porque las pólizas aumentan de forma muy considerable en la edad de retiro, de hecho a partir de los 65 años solo 5% la logra conservar"... ¡Eso era!: mi clienta, con solo 42 años, pensaba que le estaban dando precios y aumentos propios de una abuelita. Aliviado de saber porqué se sentía ofendida le dije:
"calma, calma, no hay problema... ¿quieres volver a ser una bella jovenzuela?... tengo una compañía que te dará precios de una chiquilla adolescente... ¿te interesa?". Y, efectivamente, con los cambios que hicimos le quitamos unos 20 años al cliente.
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