De niño, cuando me llevaban a un centro
comercial o cuando viajábamos al extranjero, mi padre me daba esta solemne
advertencia: “¡si rompes algo te vendes!” --ahí me tienen todo traumadillo tratando
de no tocar nada por miedo a ser vendido por mis papas para pagar lo que
llegara a romper. Tal vez esto contribuyó a que no fuera un niño travieso… sí, es
cierto, durante la primaria fui acusado de espiar los baños de las niñas, de
tirar el pizarrón, tumbar el locker del salón, de encajarle a una niña un dardo
en su pierna, de mojar a mis compañeritos, de tirarles piedras, etc. pero les
puedo asegurar que en todos esos episodios yo no tuve la culpa, simplemente me
tocaba estar en “el lugar equivocado en el momento incorrecto”, y ante esas
jugarretas del destino ¿qué puede hacer uno? Solo hay una travesura en la que no
fui inocente --y fue la única que me cobraron: la vez que rompí la ventana del
salón de clases con un balonazo. Por demás esta decir que mi papa tuvo que
pagar por la ventana. Gracias a Dios no me vendieron, pero por la paliza que me
dio, creo que hubiera sido mejor.
¿Te imaginas un seguro que pague las
travesuras de tus hijos —y las tuyas—en México y en el extranjero? ¡Pues lo hay!, y es el seguro de casa. Esto
es gracias a que tiene la cobertura de Responsabilidad
Civil Familiar la cual te protege por los daños a terceros (a vecinos, centros
comerciales, escuelas etc.) que pudieran ocasionar tú, tus dependientes y tus trabajadores
domésticos, así como en casos como estos:
- Por incendio y/o explosión de la vivienda.
- Por derrame de agua accidental o imprevisto.
- Por la práctica de deportes como aficionado.
- Por el uso de bicicleta, patines, y vehículos no motorizados
- Por la tenencia o uso de armas blancas, de aire, cacería o tiro al blanco.
- Como propietario de animales domésticos, de casa y guardianes.
- Durante viajes de estudio o de vacaciones en el territorio nacional o en el extranjero.
Si te interesa contáctanos, con gusto te
cotizamos tu seguro de casa… tus hijos te lo agradecerán.