"Los perros también van al cielo" tenía Sofía, una nueva amiga, escrito en su nip del messenger. Semejante declaración para mi era para mi una invitación al debate, al intercambio de ideas, a tener una rica discusión. Ella seguramente tenía sus razonamientos que la llevaron a concluir eso y yo los míos que me llevaron a una diferente conclusión. Así que no me esperé más y le escribí para empezar la discusión: "no es cierto, los animales no van al cielo...". Ella empezó a defender su punto, pero mis contra argumentos refutaban cada punto que ella daba. Para cuando terminé de presentar mi caso, era obvio que había ganado la discusión. ¡Yes, yes, yesssss! exclamé en señal de victoria.
Estaba todavía saboreando mi victoria cuando me escribe un amigo en común por otra ventana del messenger. "Alberto... ¿me podrías acompañar a buscar el perro de Sofía? Ha estado muy triste desde que se perdió hace dos semanas... pero ahorita me acaba de hablar llorando desconsoladamente para pedirme que por favor le llame a mis amigos y vayamos todos buscarlo una vez más antes de aceptar la versión de que fue atropellado, ¿nos podrías ayudar?... ¿Alberto?... ¿Alberto estás ahi?"
¡Chin!, la había regado y bien regada. De haber sabido que tenía un perro mejor se lo hubiera ayudado a proteger. ¿Sabías que ahorita en México ya hay un seguro para perros? Así es, y cubre indemnización por muerte o sacrificio forzoso, gastos funerarios, gastos médicos a terceros por ataque del perro, gastos de búsqueda en caso de extravío, gastos médicos por accidentes o enfermedades no prevenibles, hospedaje del animal en caso de hospitalización del propietario, y robo con violencia. ¿Qué tal?, ¿así o mas protegido?
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