Entré a la casa del vendedor con el dinero en efectivo en la mano, mano sudada por la emoción de la compra. Iba a ser mi primera moto, todavía recuerdo: marca Vento, rojo carmín con vistas plateadas, tipo chopper, llaves con encendido automático, y aunque no era nueva, lucía como si lo fuera. Después de darle el dinero y firmar los papeles de la transacción, me da las llaves. Yo no podía creerlo, estaba como lelo con las llaves en la mano. Después de perderme unos cuantos minutos, volteo con el vendedor y le digo: "ahora si, ¿me puede decir rápidamente como se enciende la moto y cómo se maneja? porque me la voy a llevar manejando" --"¡¿Cómo muchacho?! ¡¿NO SABES ANDAR EN MOTO?!"
La verdad fue muy amable el señor que me la vendió: en sus clases rápidas me dijo cómo prenderla, meter los cambios, maniobrar con el volante, y cómo hacerle para escabullirme de los tránsitos (como no tenía ni casco ni licencia temía que me fueran a multar). También me enseñó que solo hay dos tipos de motociclistas: "los que ya se cayeron y los que se van a caer"... así que me mas vale que me buscara un seguro.
En aquel entonces encontrar una compañía que quisiera asegurar mi reluciente moto, fue imposible (y las que lo hacían pedían como condición que asegurara otros vehículos, casas o negocios que no tenía); sin embargo, ahora las cosas han cambiado. Ahora no piden condicionantes, claro, a veces cuesta trabajo encontrar el modelo de la moto, pero ya te la podemos asegurar. Así que si tienes moto, ya no tienes excusa para no estar protegido... ¡contáctanos!