Era una de esas mañanas típicas de mucho ajetreo en la que la mamá apuraba a sus hijos para salir temprano a la escuela. El señor de la casa, exigente, autoritario, típico macho mexicano, pero en su versión de agente de seguros, despacha a su esposa y sus hijos camino a la escuela mientras el termina de arreglarse, no sin antes darles advertencias por la llovizna que caía afuera. No habían pasado ni 10 minutos cuando suena el teléfono: "Andreees choqueeeee"... estas dos sencillas frases bastaron para desatar la temible furia de nuestro querido agente de seguros:
"TE LO DIJEEEEE... TE ADVERTI QUE ESTABA LLOVIENDOOOO Y QUE TOMARAS PRECAUCIONES.... ERES UNA DISTRAIDA... VAS A VER COMO TE A IR CUANDO LLEGUES... BLABLABLA... (palabras altisonantes)... BLABLABLA... (gruñidos)... BLABLABLA... (más gruñidos)".
Fueron unos 5 minutos de sermoneo y regaño, e iba a seguir, pero del otro lado de la linea la afligida mujer lo interrumpe, y con lloros y ruegos le dice: "¡perdoooonameeee Andreeees, no lo vuelvo a haceeer!... solo no le digas nada a José por favor, yo veo como pago el deducibleeee..." --"¡¿José?!" --repitió extrañado dándose cuenta que seguramente a la que acababa de regañar no era su esposa. "... ¿pos quien habla?". Entre llantos le dice: "soy tu vecinaaaa..." --"ahhhhhh, vecinaaaa, no, tu puedes chocar tooodo lo que quieras".
La desdichada vecina había sido chocada por un vehículo que huyó de la escena. Bien o mal, en el modus operandi normal en dichos casos el afectado, aunque no sea el responsable, paga el deducible. La compañía se lo paga, sí, pero hasta que detienen el responsable y éste paga por los daños. Sin embargo, afortunadamente para la angustiada de la Señora, por una cobertura especial que su esposo había contratado, no pagaría el deducible, y esa buena noticia hizo que olvidara la angustia... y la regañada.
Antes de contratar un seguro para tu vehículo, pregunta por esas "coberturas especiales"... puede haber alguna que te interese y te salve de algún estrés innecesario... o de alguna regañada.