Eran eso de las tres de la mañana cuando empezó el fuego y la "balacera". Diciembre de 1988. Los vecinos de la colonia Martinez en Monterrey lo recuerdan bien, y como no lo iban a recordar: unos por el miedo hasta se metieron debajo de la cama, otros histéricos llame y llame a la policía, el vecino más valiente hasta se dispuso a salir mientras su esposa envuelta en llanto le gritaba: "no salgas viejoooo no saaaaalgas por favoooor", pero el señor muy valiente, hasta sin camisa salió--nada que ver con la señora con ansias de enviudar que en tono "inocente" le decía a su esposo: "asómate viejito, asómate a ver que pasa". El tronido de las balas duró 3 horas, las mismas que el incendio...¡¿incendio?!
Mi abuelo era zapatero, y de los buenos. No solo reparaba y embellecía, sino que también fabricó su propia línea de huaraches, y hasta hacia milagros en zapatos rotos que habían sido desahuciados por otros zapateros. Tenía clientes por montón, y su taller, que lo tenía en su casa, lo tenía muy bien equipado con todas las adecuaciones y la maquinaria requerida. Todo lo que había logrado, todo su patrimonio, estaba invertido ahí, aún el dinero lo tenía guardado debajo del colchón. Nunca se imaginó que en tres horas todo sería consumido por el fuego. Lo único que rescató fue su vida y lo que traía puesto. La "balacera" no fue otra cosa mas que el sonido de las cajas con balas que tenía guardadas y que explotaron con el incendio. ¡Si tan solo hubiera tenido un seguro para su negocio!... si tan solo... pero ya era muy tarde.
Definitivamente los seguros tienen una razón de ser. Por una muy pequeña cantidad protegen todo tu patrimonio. ¿Tú, cuanto tienes invertido en tu negocio? ¿Ya lo aseguraste? Si no lo has asegurado o no sabes si es con la mejor opción, nosotros te podemos ayudar, llámanos.